sábado, 17 de diciembre de 2011

¡Al rico pongo!

Lo prometido es deuda, y aquí os dejo con dos de mis pongos favoritos, aunque en este caso concreto no sería demasiado correcto aplicarles tal calificativo, ya que el castillo corresponde a un regalo hecho por un amigo conocedor de mi gusto por los objetos bizarros y psicotrónicos. El otro, el cenicero con mi nombre, fue "afanado" por un amigo durante el transcurso de una tertulia poética en la librería donde trabajaba, los llevó una señora para repartirlos y el que lleva mi nombre "se despistó" y pasó a formar parte de mi colección de objetos "extravagantes". Espero impaciente la foto de la celebérrima fuente de Esther. Saludos a todos.


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