Cuando
llego a la habitación me parece estar entrando en el camarote de los hermanos
Marx. Acostumbrada a encontrarla casi
siempre sola, me choca el revuelo de esta tarde. No es que me hubiese olvidado
de la fecha, pero no podía imaginar que la convocatoria llegase a ser tan
amplia.
No
han pasado ni cinco minutos cuando ya hay alguien que se saca de la manga una gran ensaimada
coronada por dos grandes ochos de cera roja. Coreamos el estribillo de rigor. ¿Se
dará cuenta a qué viene tanto jaleo? La instamos a soplar y obedece. Oye, pero no escucha. Reconoce pero no
comprende. Sonríe, pero no habla. Me
acerco y le acaricio la mejilla. Me mira pero no me ubica. Mientras los demás
comen, charlan y ríen a mi me entran ganas de llorar.
No
ha tenido una mala vida a pesar de haber pasado lo suyo: la guerra, muchos años
de exilio, otras costumbres, otras gentes. Sin embargo todo eso la pilló muy
joven y lo que para sus mayores resultó traumático, complicado y arduo a ella
se le antojó una aventura emocionante.
Escuela nueva, amigos nuevos, diversiones nuevas. Tuvo que ponerse a
trabajar muy pronto pero comprendió que no había más remedio. Con el tiempo no
le faltaron pretendientes. Finalmente se decidió por uno de una cultura y una
tradición muy distintas a las suyas. Seguramente no le resultó fácil. Nunca lo contó. Yo estoy convencida de que
acertó en la elección. Pero claro, a mí me resulta muy difícil ser objetiva.
Y
ahora, el círculo se está cerrando. Lo que más me impresiona es que de repente
vuelve a ser una niña. La misma niña que era yo cuando me daba de comer y me
reñía porque me metía el dedo en la nariz. Ella ahora también se mete el dedo
en la nariz y se ríe sin entender cuando la reprendo.
¿Qué
sentido tiene la comedia que estamos representando esta tarde? ¿No lo estaremos
haciendo para congraciarnos con nuestras conciencias? ¿Será que no nos
atrevemos a enfrentarnos a lo que llegará sin remedio y por eso preferimos seguir con el ritual de
la vida?
Ritual o no precioso. Una bonita descripción de sentimientos.Me ha gustado leerlo.Has puesto palabras a eso que he pensado más de una vez. Felicidades para ti y para ella
ResponderEliminarTiene sentido la comedia, tiene sentido desde la vida misma.Hace algún tiempo que necesito sentir que vuelvo a ser una niña y esa niña quiere jugar a vivir. Es posible que envejecer con alegría nos vuelva niñas....me ha gustado Nuri, siento que has comenzado a escribir desde el corazón. Abrazos!
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